Esta breve guía pretende ser de utilidad para las familias en su capacidad para generar un ambiente de calidad que precisa un buen comienzo en la vida.
También puede ser de ayuda para los profesionales del ámbito de la salud, la educación o los servicios sociales.
Contiene información y consejos sobre las situaciones, condiciones, características y dificultades más importantes que acontecen o pueden hacerlo a lo largo del desarrollo infantil y adolescente y que influyen sobre su bienestar psicológico. Se abordan distintos aspectos del desarrollo evolutivo, de las interacciones familiares, del ejercicio positivo de la parentalidad, de las necesidades infantiles y también de algunas situaciones que conllevan mayores problemas o retos para los progenitores y cuidadores y para los propios niños y niñas (nacimientos prematuros, ansiedades infantiles, rupturas familiares o problemas de salud mental).
Un buen comienzo en la vida de los niños y niñas está asociado a la consecución de un nivel óptimo de bienestar psicológico o emocional. Y este bienestar emocional está íntimamente relacionado, a su vez, con la calidad de los contextos en que se desenvuelve la vida y el desarrollo infantil, la familia, la escuela y las relaciones con los otros niños/as, contextos y relaciones cuya calidad viene definida por el grado en que las diferentes necesidades infantiles son atendidas (necesidades fisico-biológicas, cognitivas y culturales, afectivas y de participación social).
El bienestar emocional en la infancia involucra un amplio espectro de áreas y actividades. La vivencia de recibir un buen trato, ser tenido en cuenta, ser atendido adecuadamente y vivir en un ambiente organizado, con rutinas cotidianas y diversidad de experiencias genera el marco necesario en el que se despliega en condiciones satisfactorias el desarrollo evolutivo infantil (cognitivo, psicomotriz, afectivo), la autonomía personal, la identidad, el juego y la comunicación interpersonal, la empatía y las habilidades representacionales.
Los padres y madres tienen una influencia fundamental en el bienestar psicológico de los hijos e hijas. Por un lado, ayudando a establecer el vínculo de apego que es tan importante como sentimiento mutuo (madre/padre – hijo/a) de incondicionalidad y para desarrollar la sensación infantil de ser querido y cuidado por figuras protectoras, disponibles y sensibles a sus necesidades y a su temperamento. Es sabido ya que los niños/as que han vivido experiencias de apego seguro tienen mejores niveles de autoestima, mejores habilidades sociales, relaciones más satisfactorias con los otros niños y, cuando son adultos, establecen relaciones más seguras y afectuosas tanto con sus parejas así como con sus propios hijos. Pero los padres y madres también influyen en el bienestar infantil con sus comportamientos, sus estilos educativos, el modo en que organizan la vida cotidiana y según el tipo de ideas y creencias que tienen sobre las necesidades y el desarrollo infantil.
Fuente consultada: https://www.observatoriodelainfancia.es