Los niños durante sus primeros años de vida experimentan cambios sustanciales en su desarrollo motor y es, durante la etapa de educación preescolar, que los pequeños aprenden y adquieren experiencias significativas a través del movimiento, la exploración, el juego y la interacción con su entorno; mismas que favorecen el desarrollo de sus habilidades motrices básicas: caminar, correr, saltar, escalar, trepar, andar en cuatro puntos de apoyo, reptar, lanzar y capturar; y que aunado a ello se fortalezca la confianza, seguridad, patrones de conducta y los valores que acompañarán a los niños durante el resto de su vida, que deben reflejarse en la relación que establece con sus iguales, su familia y comunidad.
El progreso de las competencias motrices está ligado a la posibilidad de que los niños se mantengan en actividad física, sobre todo mediante el juego, el niño de educación preescolar desarrolla los elementos psicomotores básicos para la adquisición de la lectura, la escritura y las matemáticas. Por lo anterior, las prácticas de psicomotricidad y educación física son muy importantes para propiciar mayor eficiencia en la adquisición de nuevos conocimientos.